Durante la tarde del domingo 19 de agosto, nos hemos reunido nuevamente con Juan Oliva. Conductor de Express de Santiago, empresa que pertenece al proyecto Transantiago.En esta ocasión Juan y otro de sus colegas, nos comenta sobre las falencias que tiene el sistema. Desde el problema con los sueldos, los que no son lo que se prometió, además de las malas gestiones de su sindicato y el lapidario comportamiento que tiene los pasajeros de los buses.
Esta vez nos hemos reunido durante su breack, en el paradero que está ubicado en Av. Alameda con Nataniel Cox y nos lleva al departamento de descanso, que se encuentra en esta misma calle. El lugar es bastante acogedor, tiene una sala en la que se pueden sentar tranquilamente a comer algún bocado y a compartir con sus compañeros. Además de contar con televisión por cable y una cocina.
Don Juan nos invita a tomar asiento y da nuevas declaraciones. Comenta que ya está cansado de su trabajo y que probablemente la mayoría de sus compañeros también. Nos recuerda que la puntualidad, es lo más importante. “Si llegas atrasado, te llenan de retos y amonestaciones por escrito. Pero si haces horas extra… Nada. No logras nada, ni un bono. Lo único que te dan… son aplausos” dice mostrando un poco de molestia.
Luego nos habla del lugar donde guardan los buses. Comenta que ese sitio tiene mesas de pin-pon que no sirven, ya que su hora de ingreso es a las 5 a.m. Horario en el que por el frío, además de tener que sacar las máquinas a la calle no las pueden ocupar y en la noche menos, puesto que todos vienen estresados y lo que menos queda, son ganas de jugar y dice:”A esa hora lo único que queremos es llegar a nuestras casas”.
El breack ha terminado y acompañamos a don Juan a esperar el bus que le corresponde. Como ellos le llaman “postura”, a él le corresponde la nueve. En ese momento nos encontraos con otro de sus compañeros, Manuel López.
Manuel nos cuenta que hace muchos años está trabajando como chofer de microbuses y que el proyecto Transantiago, en resumen, es lo más malo que existe. “lo único bueno que tiene este sistema, son sus grandes operadores”, cuenta entre risas mirando a su colega. Saca un cigarrillo y nos dice:”Qué les puedo decir, si esto es un asco. Desde la empresa, hasta nuestro sindicato y la amable gente –con tono irónico- que se sube a los recorridos”.
Luego comenta que su sueldo base, después del sistema antiguo, aumentó aproximadamente unos 10 mil pesos. De $259.000, pasaron a $269.000 y que si ganan $400.000, se debe gracias a los bonos. Claro que si sucede algún imprevisto los pierden. Manuel dice:“Nosotros somos los más mal pagados, hasta a los “enchulados” –así llaman a los buses que antes eran amarillos y que los pintaron blancos con la franja verde- les pagan más que a nosotros. Ellos pertenecen a otra empresa y salen a hacer recorridos sólo en las horas punta. Se dan dos vueltas en la mañana y otras dos más en la tarde, mientras que nosotros nos quedamos con toda la carga del día y aun así les paga mejor a ellos”.
Pasado un rato, comenzamos a hablar sobre el comportamiento del público y Manuel López nos dice:”Nos han recordado a toda nuestra familia. A veces igual comprendo a la gente, ya que las frecuencias entre un microbus y otro son muy distantes y… Claro, la gente lo único que quiere es llegar a sus casas. Aunque muchas veces nos alegan por las tonteras más absurdas. Cosas por las cuales nosotros no somos culpables. Incluso hemos recibido amenazas. A mí me han dicho un sin fin de cosas. “Que te voy a esperar”, “te vamos a matar”, por decirlo sutilmente”. Don Juan y Manuel, afirman que incluso algunos de sus compañeros han sido víctimas de violencia.
Pasamos al tema del sindicato y el panorama no es más alentador. Manuel dice:”Tenemos un compañero con un problema sumamente grave y ellos nada. Los he llamado yo para que por favor visiten a mi compañero. Incluso nosotros hemos organizado colectas para nuestro colega. Los del sindicato son unos “vendidos”, no toman en cuenta nuestras necesidades. Nos tuvieron en una negociación durante cuatro años y no sacamos nada”.
Manuel mira hacia arriba y observa que el paradero en el que estamos no tiene ningún tipo de información y dice:”Cómo la gente no va a estar molesta, si la información que les entregaron no sirve. Les dieron unos folletos con una letra que casi no se ve y los paraderos no tiene la información correspondiente. Qué les cuesta comprar un tarro de pintura, por último para poner en los paraderos los colores de las micros de deberían parar en tal paradero. Creo que de este modo, la gente no estaría alegando que por qué no paramos acá y allá sí. Como dije anteriormente este sistema es un asco”.
Por Francisca Parada.
4 comentarios:
bueno como todos sabemos, el transantiago es un asco, para todos los que alababan al señor lagos acá vemos uno de sus más grandes fracasos, mientras el se pasea por el mundo dándoselas de capitán planeta, acá los chilenos tenemos que pagar las concecuensias una ves más por las campañas políticas, q siguen llevando al gobierno personas poco capacitadas, y bien vemos el caso de la Sra. bachelet que a tenido 6 meses para tratar de solucionar todo este caos y todavía no se ven soluciones, lo único que había q saber era que las personas se comportan como seres humanos, entonces todo el plan debía partir de ahí, pero la ineptitud y la ceguera por el poder los hizo plantear que 6 personas debían caber en un metro cuadrado (hasta las vacas cuando van al matadero tienen mayor dignidad), si hubieran calculado bien la demanda y la oferta y hubieran dicho: ah!, las personas son seres humanos q merecen dignidad, podrían haber planteado un mejor servicio y mucho mas justo, pero la señora Michelle no es economista así q no podemos cargarle la responsabilidad de eso, pero el Sr. lagos mmm no tiene un doctorado en economía?, bueno solo queda que decir que a lo que se venga acercando las elecciones veremos nuevas estrategias para comprar los votos de los chilenos, que cuando les regalan un "dulce" olvidan todo lo malo que te han hecho las mismas personas q te dan ese dulce, bueno los chilenos tenemos al gobernante q nos merecemos...
Andrés.
A pesar de tener un punto de vista bastante optimista de la vida, mi opinión no varía mucho de la del post anterior.
Soy usuario del Transantiago desde casi sus inicios y no me siento a gusto. No tenía ningún recuerdo del metro lleno un día sábado por la noche o domingo en la mañana; tampoco esperar más de 45min en un paradero para esperar un solo recorrido de micro (el 404!)ni menos el toparme con micros que ya no van adonde dicen que van. Pero este sistema de transporte lo hizo patente en menos tiempo que lo hubiese hecho la peor catástrofe automotriz que hubiere azotado al país.
Lamento, muy a mi pesar, el continuo desprecio del Gobierno hacia la tercera edad. Gente que ya no abandona sus casas por temor a las nuevas máquinas o la angustia tremenda de no conocer los nuevos recorridos (un mapa ya obsoleto... y el nuevo ¿cuándo?). No... no fue pensado para todos.
Será la solución volver a las antiguas micros amarillas? Acostumbrarse? Un nuevo cambio será mejor? Espero se responda pronto a las personas que viajan día a día en sus pistas... Porque a decir verdad, es dinero de todos los chilenos... Hasta del que vive en Putre.
Francisca
Me parece que está muy bien que hayas entrevistado a dos choferes, y hayas conversado con ellos de sus problemas a partir del "cambio de postura". Creo que es un acierto interesante, aunque creo que pecas de hablar de demasiados temas en general y muy pocos en particular. Hay errores como llamar al descanso "breack", cuando en rigor debería ser "break" o simplemente, "descanso". Pero me gusta el ímpetu periodistico y de verdad puede hacer ver a quienes toman esta micro la realidad de sus choferes.
El profesor
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