lunes, 20 de agosto de 2007

Conductores línea 404. Cambio de postura

Nos han recordado a toda nuestra familia

Durante la tarde del domingo 19 de agosto, nos hemos reunido nuevamente con Juan Oliva. Conductor de Express de Santiago, empresa que pertenece al proyecto Transantiago.En esta ocasión Juan y otro de sus colegas, nos comenta sobre las falencias que tiene el sistema. Desde el problema con los sueldos, los que no son lo que se prometió, además de las malas gestiones de su sindicato y el lapidario comportamiento que tiene los pasajeros de los buses.
Esta vez nos hemos reunido durante su breack, en el paradero que está ubicado en Av. Alameda con Nataniel Cox y nos lleva al departamento de descanso, que se encuentra en esta misma calle. El lugar es bastante acogedor, tiene una sala en la que se pueden sentar tranquilamente a comer algún bocado y a compartir con sus compañeros. Además de contar con televisión por cable y una cocina.
Don Juan nos invita a tomar asiento y da nuevas declaraciones. Comenta que ya está cansado de su trabajo y que probablemente la mayoría de sus compañeros también. Nos recuerda que la puntualidad, es lo más importante. “Si llegas atrasado, te llenan de retos y amonestaciones por escrito. Pero si haces horas extra… Nada. No logras nada, ni un bono. Lo único que te dan… son aplausos” dice mostrando un poco de molestia.
Luego nos habla del lugar donde guardan los buses. Comenta que ese sitio tiene mesas de pin-pon que no sirven, ya que su hora de ingreso es a las 5 a.m. Horario en el que por el frío, además de tener que sacar las máquinas a la calle no las pueden ocupar y en la noche menos, puesto que todos vienen estresados y lo que menos queda, son ganas de jugar y dice:”A esa hora lo único que queremos es llegar a nuestras casas”.
El breack ha terminado y acompañamos a don Juan a esperar el bus que le corresponde. Como ellos le llaman “postura”, a él le corresponde la nueve. En ese momento nos encontraos con otro de sus compañeros, Manuel López.
Manuel nos cuenta que hace muchos años está trabajando como chofer de microbuses y que el proyecto Transantiago, en resumen, es lo más malo que existe. “lo único bueno que tiene este sistema, son sus grandes operadores”, cuenta entre risas mirando a su colega. Saca un cigarrillo y nos dice:”Qué les puedo decir, si esto es un asco. Desde la empresa, hasta nuestro sindicato y la amable gente –con tono irónico- que se sube a los recorridos”.
Luego comenta que su sueldo base, después del sistema antiguo, aumentó aproximadamente unos 10 mil pesos. De $259.000, pasaron a $269.000 y que si ganan $400.000, se debe gracias a los bonos. Claro que si sucede algún imprevisto los pierden. Manuel dice:“Nosotros somos los más mal pagados, hasta a los “enchulados” –así llaman a los buses que antes eran amarillos y que los pintaron blancos con la franja verde- les pagan más que a nosotros. Ellos pertenecen a otra empresa y salen a hacer recorridos sólo en las horas punta. Se dan dos vueltas en la mañana y otras dos más en la tarde, mientras que nosotros nos quedamos con toda la carga del día y aun así les paga mejor a ellos”.
Pasado un rato, comenzamos a hablar sobre el comportamiento del público y Manuel López nos dice:”Nos han recordado a toda nuestra familia. A veces igual comprendo a la gente, ya que las frecuencias entre un microbus y otro son muy distantes y… Claro, la gente lo único que quiere es llegar a sus casas. Aunque muchas veces nos alegan por las tonteras más absurdas. Cosas por las cuales nosotros no somos culpables. Incluso hemos recibido amenazas. A mí me han dicho un sin fin de cosas. “Que te voy a esperar”, “te vamos a matar”, por decirlo sutilmente”. Don Juan y Manuel, afirman que incluso algunos de sus compañeros han sido víctimas de violencia.
Pasamos al tema del sindicato y el panorama no es más alentador. Manuel dice:”Tenemos un compañero con un problema sumamente grave y ellos nada. Los he llamado yo para que por favor visiten a mi compañero. Incluso nosotros hemos organizado colectas para nuestro colega. Los del sindicato son unos “vendidos”, no toman en cuenta nuestras necesidades. Nos tuvieron en una negociación durante cuatro años y no sacamos nada”.
Manuel mira hacia arriba y observa que el paradero en el que estamos no tiene ningún tipo de información y dice:”Cómo la gente no va a estar molesta, si la información que les entregaron no sirve. Les dieron unos folletos con una letra que casi no se ve y los paraderos no tiene la información correspondiente. Qué les cuesta comprar un tarro de pintura, por último para poner en los paraderos los colores de las micros de deberían parar en tal paradero. Creo que de este modo, la gente no estaría alegando que por qué no paramos acá y allá sí. Como dije anteriormente este sistema es un asco”.

Por Francisca Parada.